Olor a crisqa
Abrió los ojos, tenía esa sed infernal generada por fumar a diario y en la tinaja no había gota de agua. Desde las fumigaciones con gas púrpura los ríos habían quedado intocables; a menos que a cambio de un chapoteo no importase tener el cuerpo cubierto de fluorescentes llagas, o que gracias a beber un poco la lengua se derritiera hasta saborear el pecho.

Agarró el embudo portátil para capturar agua en el camino si beneficiaba la lluvia y despertó a Eluq para la recolección de crisqa, la nueva adicción que los mantenía vivos. Casi todo lo antes conocido ahora era incomible o mortífero. La crisqa había nacido como efecto de la guerra y aunque su repugnante sabor no permitía consumirla, fumada entraba de maravilla, eliminaba el hambre y permitía largas caminatas de exploración, especial para esos tiempos posguerreros que eran dedicados al ensayo y error; aunque así aumentaran los caídos, cuando creían haber encontrado algo en buen estado después de tanto quebranto.
Lo que se podía observar de la microfruta es que crecía bajo tierra y madurada se separaba de la raíz y ascendía a la superficie. Las había negras y verdes, no tenían diferencia en olor, con el tiempo se desveló que con la crisqa negra se caía la totalidad de los dientes en unos 4 años y con la verde en unos 10.

El proceso para fumarla congregaba varios detalles ya que molerla era imposible. Se buscaban y partían huesos para usar como pipa, tenían que ser lo bastante grandes para introducir las crisqas completas; restos óseos era lo que más había por los suelos facilitando el trabajo a los recolectores, pertenecían a seres conocidos o insólitos, animados o inertes. Después de varios lacerados, fue descubierto que era necesario recubrir la boquilla con la corteza del árbol plata, nuevo también en el territorio; los que iniciaron el proceso y fumaron sin corteza perdieron los labios cuando la totalidad de la pipa se pulverizó con la bocanada final.
Así pasaban las jornadas del colectivo Qoqlo, años después de la batalla de las 3 lunas. La profunda miseria les mantenía en un estado de imparable búsqueda de recursos y los enclenques no duraban muchos días. El nacimiento, descubrimiento y uso de la crisqa fue una turbia salvación, los mantuvo nómadas por años sin necesidad de alimentarse en condiciones.

El grupo estuvo errante por 26 años, los últimos tres carecían de uñas, dientes y cabello cuando murieron remontando una montaña que prometía terreno fértil y algo de vida sana, pues se veía un conjunto de vuqris en la cumbre.


Relato y escultura de
Lenin Ortega
2014
Vídeo . Detalles del diorama
Vídeo . 360º del diorama
Making-of
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