Héroes
Aqalu jugaba en el suelo cuando su madre le hizo ademanes para que se arreglara, hacía tiempo que por el ruido no le distinguía la voz y se había acostumbrado al lenguaje de señas. Se escuchaba un alboroto infernal e irreconocible en el exterior, ya que habían llegado noticias de que los guardias en las torres veían por fin el retorno de los héroes. Más de 3 años habían pasado desde que partieron hacia el desierto con la tarea de capturar al Silencio.
El Silencio había huido del reino durante la celebración del nacimiento de Raqini III, se escabulló rodeando la muralla cuando poca luz había, estuvo en la sombra de la misma unas horas y cuando el griterío llegó a su decibel más alto emprendió el camino hacia las eternas dunas.
Raqini III era el primer hijo varón del Rey Ororo V, quien después de 5 esposas y 7 hijas, logró por fin engendrar un heredero masculino para la corona. Su mandato había sido tranquilo, el reino conservaba una estabilidad que mantenía a todos a gusto, no tenían enemigos, esto también se debía a que no tenían conocimiento de más reinos. Varias veces los guerreros habían salido de viaje exploratorio. Años después al regresar no traían más que un escudo viejo, siempre de su misma hueste, que en época remota había salido a una campaña similar.
Con la huida del Silencio mientras se festejaba el nacimiento del pequeño Raquini III iniciaron los problemas, a los pocos días ya no era aguantable el bullicio del reino que nunca enmudecía. Les era imposible separar las voces, diferenciar los sonidos. En un ataque de desesperación, decidieron eliminar a los animales más escandalosos sin lograr solucionar el continuo estruendo.
Ororo V organizó a sus mejores guerreros y los enfiló hacia el desierto haciendo gestos explícitos de que no volvieran si no traían al Silencio con ellos, cada uno de los valientes tomó su manto y escudo e iniciaron la ruta por el naranja infinito.
Tras años de espera por fin estaban de vuelta. Aqalu serpenteaba su cuerpo de alegría, limó en segundos sus dientes y salió con su madre a la plaza principal que ya se encontraba llena. Se deslizaron entre la muchedumbre y notaron que a lo lejos aparecían los héroes, veía a su padre en primer lugar, venía con la mirada cíclope en alto y a medida que avanzaban hacia el reino se empezaban a distinguir los sonidos de la multitud.
Relato y escultura de
Lenin Ortega
2014
Vídeo . 360º del diorama
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